-Ha sido un buen año, Mil Mentes.
Sonrió Optimismo, representando a todas las figuras allí presentes. Lo dijo con las ropas rasgadas y las heridas de la lucha, como todos, porque sonreían pero se sentían serios y solemnes. Yo me levantaba poco a poco, observándoles a todos. Allí estaban, inmóviles, esperándome, mis Mil Mentes.
Contemplé desde el fondo del océano mi palacio, mi mundo derruído.
Ya no existía la ilusión por descubrirme y conocerme, de ver cómo era mi mundo, porque creía conocerlo. Nada que ver con la pasión de los ojos que observaron aquel mundo por primera vez, hacía dos años y medio: