30 de abril de 2013

Sagrario.


Todos se giraron. Firmes, serios, todos me miraron.
Al fin. Todos ellos. Todos me representaban.
Mis mentes.
Todo encajó en mi cabeza y me pregunté cómo pude ser tan tonto, negarme la realidad tan evidente.

-Mentes...
-Al fin nos reconociste.

22 de abril de 2013

El Corazón.


Mentes. De pronto, entendí el significado de aquel nombre.
Mentes me llamaba Luchadora, Mentes me llamaba Razón. Todos. Lágrima representaba mi dolor, Razón mi lógica. Optimismo, Erudito... ¿eran todos lo mismo? ¿No pertenecía realmente solo a Luchadora? Bien pude empuñar la espada y la lanza...

El gimoteo de Erudito pudo escucharse por momentos entre quejido y choque de las rocas, que giraban a una velocidad increíble por el mundo, envueltas en un remolino invisible que comenzaba en la Isla Polar, la isla más alta, ahora sitiada por Religión.

17 de abril de 2013

Caos.


Abrí los ojos no por el sonido del despertador, sino por un enorme estruendo que comenzó a escucharse en una parte alejada en mi mundo.
Al fin había venido.
Corrí a incorporarme, con mi espada en la mano desenvainada, con la ropa lista. Ya había meditado suficiente. Un dios. El estruendo que acababa de oírse era la menor de mis preocupaciones.
No pasaron unos segundos y allí me encontraba, serio y sabiendo lo que me jugaba en el interior de la barricada.