31 de octubre de 2013

La revelación.




Le miró con rabia. ¡Qué descaro! ¡Qué poco caballero! Los cinco chantajistas seguían ahí. Su Susurro seguía ahí, inmóvil como el resto. Con razón el predicador seguía soltero.

-Me has... llamado... ¡¿fulana?!

Frunció el ceño y respiró firme mirándola con esos ojos horribles, dispuesto a ser un hombre.

-Así es - el sensual susurro del viento tensó las dos miradas de silencio -. Y así lo pienso. Fulana.

17 de octubre de 2013

Gestos de honor.


El aire, frío en sus cabellos oscuros como la incipiente noche. El brazo, firme alrededor de su vientre. Su rostro fiero, su rostro familiar. Las batallas se sucedían, enseñaban a no rendirse jamás, a levantarse una y otra vez, a estar dispuesta a acabar con el enemigo hasta que la muerte de pie sorprenda y hallar el descanso con toda gloria. Pero no enseñaba a controlar la miríada de sentimientos que golpeaban con estacas de recuerdos al ver después de tanto tiempo el rostro de un muerto. El rostro de aquel muerto, vuelto a la vida con un blanco tan puro que a su lado el día carecía de sentido.

5 de octubre de 2013

Confusión.


Entre las paredes volátiles de humo negro empezaba a coger forma la silueta estilizada de ropas negras y piel gris del enigmático Inconsciente.

-Vaya, Carlos, mira cuánto trabajo has hecho… algo más de un año en guerra perpetua contra tu archienemigo, un cumpleaños celebrado entre las trincheras ¿y esperas derrotarle este verano?
-Sí.

El silencio se formó en la sala oscura sin tamaño. Nuestras pupilas se miraron expectantes hasta que él cortó girándose hacia su izquierda y comenzando a caminar.