La energía fluía de manera incandescente por todo mi ser encogiéndolo, empequeñeciendo mi cuerpo a medida que se hacía más grande, más fuerte.
Porque solo ellos serían admitidos en mi reino, y debía cumplir con el ejemplo. Solo los grandes. Solo los fuertes.
-Necesito abrir de nuevo el cofre.
-Yo me esperaría... Ha pasado poco tiempo desde la última vez y tu cuerpo ahora está cansado.
-Ábrelo.