Aquel edificio no era lo suficientemente grande para abarcar a mis nuevos huéspedes, por lo que se añadió una planta y expandieron los costados. En el primer y segundo piso del ala Este se instaló el laboratorio, la sala de máquinas y artefactos, la gran biblioteca y los cañones de defensa, todo a disposición de Erudito, incluyendo su preciada Conoscenza, su único cañón manual. En la planta baja creamos un juego de fuentes y pequeñas cascadas de agua precioso, con ventanas grandes donde podía verse el mar apaciguado y las lejanas montañas. En la planta última se habilitó una sala de meditación, que si bien en principio estaba pensada para Razón, descubrimos pronto que una mente llamada Relativismo también reaccionaba de manera especial a ella. Había también una sala de creatividad, y enfrente de la puerta principal, en su lado contrario, una habitación pequeña en la segunda planta, en cuyo centro una columna con una bola brillante de un palmo de diámetro brillaba con fuerza. Esa bola nos costó mucho crearla, pero según otra mente llamada Nadir, servía para encontrar rincones perdidos de nuestra personalidad y rescatar la energía que había en ellos y no se utilizaba. Él la usaba frecuentemente, pero pasaron los días y no pensaba que diera muchos resultados.