13 de julio de 2018
El hombre perfecto.
Han pasado muchas horas. ¿Han sido tres? No llevo reloj y si Mentes está despierto, no tengo forma de saberlo. Mucho menos ordenarle que mire la hora. Por lo menos han sido tres horas. Un pequeño manantial ha saciado a los caballos, y he visto varios conejos, pero no puedo cazarlos con una espada. Más allá del mar, el cielo brilla de color verde. Es sutil, pero los relámpagos estáticos ahí están, justo en el horizonte, y si retrocediera un paso, dejaría de verlos. La tierra vuelve a ronronear, de forma grave, como un animal gigante que duerme. Esta tierra es muy extraña a la nuestra... rebosa vida, todo lo contrario a lo que nos dijo Dante, pero no la comprendo. No sabría decir por qué, pero sé que soy un extraño en ella. Los animales lo saben. Uno de los conejos se me ha quedado mirando, con ese ojo gigante y amarillo, juraría que brillaba.
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