24 de diciembre de 2014

El bosque.


El paisaje, efímero, cambiaba constantemente a través del cristal sucio, bajo el toque cálido de la mañana. El estudiante se ladeaba hacia el cuerpo de su compañera, esquivando el haz de luz tenue que golpeaba el cristal de la pantalla que ella sostenía, tratando de ver lo que veía. Sorprendido, alzaba la vista para mirar su rostro.

-¡Lo estás leyendo!
-Ya te lo dije.
-¿Y te está gustando?
-La verdad es que está muy bien.