22 de mayo de 2014

La gran huida.


Apenas podía incorporarme y me costaba horrores caminar recto, porque había sido todo oscuro y agotador. Lequ Love y Stille me agarraron, me preguntaron qué había pasado, me dijeron que todos reposaban y la velaban en las ruinas. Una fuerza muy poderosa se notaba cerca y acercándose.

Mi cabeza rebosaba ideas, pero la enfermería se encontraba en completo silencio.
Los sanos transportaban a los heridos, habilitaban nuevas camas y trataban las lesiones más superficiales. Todas las mentes me miraban con pena y tristeza cuando pasaba por su lado. Una tristeza que compartía, y me contagiaba su silencio, pero aquel monstruo seguía ahí y no podíamos lamentarnos mucho si no tomábamos medidas pronto. Buscaba a Servatrix, entre el triste ir y venir de cuerpos.